Los participantes pueden experimentan procesos de profunda sanación, regeneración vital, bienestar y amor incondicional, discernimiento, gratitud y conexión con el sentido de la vida, integración personal y conexión con los otros, la naturaleza y el cosmos.

La meditación Andina nos ayuda a estar más presentes en el “aquí y el ahora,” así como percibir el mundo en toda su profundidad y multidimensionalidad, lo cual facilita la integración de la experiencia en la vida cotidiana.

Tradicionalmente, se ha postulado que la meditación Andina puede ayudar a sanar una gran variedad de condiciones, incluyendo las adicciones, el trauma, la ansiedad, la depresión y los desordenes bipolares, entre otros desequilibrios psicosomáticos. Aunque tener visiones no es importante para beneficiarse de los poderes curativos de esta meditación, la meditación puede facilitar el acceso visual a la dimensión energética de la realidad y la percepción del alma de la naturaleza y el mundo, así como transfiguraciones visionarias, fenómenos psíquicos y la percepción de auras y entidades no-físicas. Si has trabajado con plantas maestras u otras tecnologías de la conciencia, esta meditación puede ayudarte a integrar tales experiencias en tu vida cotidiana.